DE GALLOCANTA A LOS OJOS POR LA ERMITA DE LA VIRGEN DEL BUEN ACUERDO
La ruta parte del albergue Allucant, en cuyo parking dejaremos los coches a resguardo en algún lugar que no moleste. Nos dirigiremos entonces a la parte baja del pueblo, en dirección a la carretera que lleva a Daroca, donde se encuentra la fuente y la piscina. En la fuente podremos llenar nuestras cantimploras de fresca agua, lo que será necesario si el paseo se realiza durante el verano.
En la zona de la fuente el nivel freático con agua dulce casi aflora. Habitualmente, este terreno muy productivo era aprovechado en forma de pequeños huertos separados por paredes de piedra y barro (sobre las que se instalaba la hiedra) y dotados cada uno de un pequeño pozo. Cada familia cultivaba los productos hortícolas de temporada: borraja, acelga, col, lechugas, tomates, etc. Hoy muchos de ellos ya no se cultivan y se han colonizado de vegetación higronitrófila (zarzas, cardos) que muchos pájaros utilizan como refugio o como fuente de alimento. Aquí pueden verse viejos chopos delimitando los caminos, alguna noguera, así como frondosos sauces y álamos blancos. También hay algún frutal pero cada vez son más escasos ya que las frecuentes heladas tardías hacen que la fruta prospere difícilmente.
Emprenderemos, desde aquí, el camino en dirección a la ermita. A la izquierda dejaremos un replano que baja suavemente hacia la laguna. Se trata de los Aguanares, que constituye una llanura de inundación ocasional en épocas de aguas muy altas. Siguiendo el camino pasaremos cerca de los restos de una construcción antigua, la Casa Gamundi, cuyas características hacen sospechar una actividad relacionada con explotación de sal. Marcos Gamundi, jefe militar de las tropas carlistas en la zona durante el pasado siglo, pudo recibir una concesión de explotación.
El primer punto de parada obligatoria es el observatorio de Los Aguanares y El Salobral. Corresponde a un ambiente de playas y saladar en el que el agua dulce se mezcla con la de la laguna.
La entrada al observatorio está flanqueada por una hilera de tamarices
para evitar que las aves nos vean, pero conviene extremar la cautela,
tanto durante el acceso como en el propio interior del mismo.
A la izquierda de este sencillo edificio se puede observar una pequeña
charca que recoge el agua sobrante de los manantiales de la zona, por
lo que estamos ante una charca de escasa salinidad que propicia la aparición
de carrizo y que, a su vez, hace de bebedero para numerosas aves. Durante
el paso migratorio de primavera, cuando la laguna tiene poco agua, este
bebedero se convierte en un lugar clave para un buen número de
limícolas y no es difícil el encontrar alguna rareza ornitológica
.
El
Salobral, así llamado por los habitantes del lugar, es una zona
donde afloran las sales, yesos, arcillas y margas del Triásico,
el cual da un carácter blanquecino y brillante a los suelos de
este sector. Toda esta zona acoge una comunidad vegetal muy singular ,
los prados salinos, formados por plantas halófilas como son Puccinellia
pungens, Salicornia ramosissima, Suaeda maritima, Juncus maritimus y otras
propias de suelos empapados y con un alto contenido en sales. De hay su
nombre … salobral.
Siguiendo en dirección a la ermita a través de cultivos
de cereal y cruzaremos dos acequias que hace las veces de arroyos en el
Lagunazo de Gallocanta; "el royo de Santed" y "la Cañada".
Muy cerca, al pie del cerro de la ermita de la Virgen del Buen Acuerdo,
podemos divisar una caseta con un pozo; no conviene beber de él,
ya que sus aguas son totalmente saladas. Al llegar al pie del Cerro de
la Ermita tomaremos el camino de la izquierda para llegar a la casilla
del Pico pasando por debajo de una pequeña ladera caliza cuyas
oquedades sirven de refugio a conejos, zorros y pequeñas rapaces
nocturnas. La situación de umbría en las áreas menos
expuestas favorece el desarrollo de musgos y líquenes adosados
a las piedras. Es un buen lugar para observar la vida del Lagunazo de
Gallocanta. En primavera y en época de aguas abundantes cientos
de acuáticas pueblan esta zona utilizando las orillas como zona
de cría.
La Casilla del Pico es el refugio perfecto. En épocas de frío y lluvia nos sirve de cobijo y, sin embargo, en verano nos guarda el frescor de la sombra. También es un punto adecuado para observar la inmensidad de la laguna. Desde aquí podemos observar su singular morfología. A la izquierda el Lagunazo de Gallocanta, con el pueblo al fondo y la sierra de Valdelacasa que lo arropa. A la derecha, separado por dos pequeños istmos o picos, aparece el Lagunazo Grande. Es en este gran cuerpo de la laguna donde miles y miles de grullas pernoctan durante el invierno.
Continuando por el camino llegaremos al observatorio de Los Ojos.
Esta zona alberga un conjunto de manantiales de agua próximos
al litoral de la laguna.
Los mayores del lugar cuentan que cuando la Laguna tenía mucha
agua los ojos eran grandes agujeros en la tierra donde se podía
ver cómo salía el agua. Este tipo de pozas se generan por
disolución de las sales a cierta profundidad por el agua subterránea.
Hoy sólo la vegetación nos delata la existencia de esas
surgencias. Las habitualmente desnudas playas de la laguna aparecen aquí
cubiertas de carrizo. En este enclave podremos observar la mayor diversidad
de fauna de todo el recorrido: aves acuáticas (patos, garzas, gansos,
limícolas, aguiluchos) o mamíferos (jabalí) son frecuentemente
observados cuando se mueven entre la vegetación
Dejaremos el observatorio de Los Ojos para acercarnos hasta la ermita.
El camino transcurre por una zona exquisita. En pocos metros nos daremos
con un ambiente estepario de gran valor ecológico. Zona llana y
pedregosa, con vegetación de paramera (ajedrea, tomillo y aliaga)
y que sirve de refugio para varias especies de aves esteparias que se
mimetizan con el paisaje: ganga-ortega, alcaraván, alaudidos y
otras aves todas ellas muy escurridizas por lo deberemos prestar mucha
atención para poderlas observar, aunque seguro que podéis
escuchar alguno de sus característicos cantos.
Siguiendo el camino pronto llegamos al observatorio natural más visitado de la laguna:
La
Ermita de la Virgen del Buen Acuerdo
Se sitúa en un cerro dominante, desde el cual puede verse en su
totalidad la depresión endorreica. Esta pequeña loma es
también el punto perfecto para observar las miles de grullas que
se dirigen a los dormideros de la laguna en los atardeceres de otoño.
La ermita es románica, con ábside de finales del siglo XII
y a la que varias remodelaciones han ido moldeando. Actualmente, posee
un edificio central de culto y un moderno claustro exterior donde nos
podemos cobijar y descansar. Sirve como centro de romerías para
los habitantes de los pueblos de Gallocanta, Berrueco y Las Cuerlas.
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